viernes, febrero 10, 2012

Garzón: objetivo cumplido


‎De entre lo mucho que he leído sobre la ejecución anunciada de Garzón, me quedo con estos tres párrafos:

Objetivo cumplido

"La hipótesis de impedir el delito explica la actuación de Garzón en un caso de delincuencia organizada, con abundantes medios para burlar la ley, incluida la posible complicidad de abogados bien remunerados. 
Ha prevalecido, en cambio, la más disparatada, absurda e incluso ofensiva: que buscó desbaratar "las estrategias de defensa" hasta el punto de colocar "el proceso penal español al nivel de los sistemas totalitarios". 
Pero era la que servía para alcanzar el objetivo buscado: anular a Garzón como juez".

[Editorial de El País de hoy]


El caso Gürtel, por el desagüe

" El capo de la Gürtel tiene mucho que celebrar, algo incluso mejor que la venganza: la sentencia del Supremo abre una grieta por la que todo el caso se pueda ir por el desagüe del defecto de forma, igual que ya pasó hace veinte años con otras escuchas y otro escándalo de corrupción del PP: el caso Naseiro. Un aplauso para los magistrados del máximo tribunal de la justicia española que han hecho posible un dislate tan simétrico, tan simbólico, tan difícil de explicar ante la sociedad. Se lo han ganado a pulso, por unanimidad".
[Ignacio Escolar en su blog]


¿Condena prevaricadora? 

"Siete magistrados del Tribunal Supremo han decidido ahora que Garzón sabía, cuando estaba ordenando las escuchas en la cárcel de los jefes de la trama corrupta, que era ilegal y por tanto, estaba dictando una resolución injusta a sabiendas. Y eso que durante el desarrollo de la causa abierta a Garzón nadie ha acreditado que al juez le advirtieran en ningún momento que su práctica era ilegal. Y eso pese a que otros jueces han defendido la legalidad de las escuchas. Alguien se podría preguntar si los siete magistrados del Supremo sabían, cuando estaban dictando la sentencia condenatoria, que se trataba de una resolución injusta a sabiendas. En ese caso, alguien podría pensar que se trata de la primera condena prevaricadora de la historia".
[José Manuel Romero en elpais.com]


La siguiente estación, Estrasburgo.

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