miércoles, diciembre 15, 2010

Una velada sentimental

Anoche asistí, desde Cádiz y vía internet, a un apasionante coloquio de dos horas sobre los papeles de Wikileak que se celebró en el CaixaForum de Madrid. Fue un canto glosado a los viejos principios del periodismo escrito moderno: desvelar al público hechos relevantes que trata de ocultar el poder (político, económico, tanto da); documentarlos, analizarlos, ponerlos en perspectiva y dejar que el lector se forme su propia opinión. 
No se habló de televisión; la representante de TVE, directora de "Informe Semanal", reconoció que a las teles lo que les "filtran" son imágenes de carreteras inundadas y catástrofes, nunca datos. 
Participaban tmbién los directores de "El País" y de periodismohumano.com, el corresponsal de "The Guardian" Giles Tremlett, y el subdirector de "ABC" Borja Bergareche. Este último, en todas sus intervenciones, no pudo disimular la envidia por no haber sido el suyo uno de los cinco medios seleccionados por Wikileak, y confesó que si él hubiera sido Hillary Clinto, habría desclasificado todos los documentos la víspera de su publicación, con lo cual  los habría desactivado; (y, añado yo, habría privado a la opinión pública de conocerlos. Fantástico). Más o menos como Sansón: "¡Muera  yo y conmigo todos los filisteos!".
En resumen muy escueto, lo que están provocando los papeles de Wikileak es una revolución y un cambio de era en el periodismo, que me temo que no alcanzará al periodismo español de provincias.
Terminé la velada zampándome "El sueño eterno", tan apasionante como siempre a pesar de lo enrevesado del guión -¿por qué y quién mató al librero Geiger?-, y de los peluquines y tics de Bogart. La última frase de la peli, dicha por Lauren Bacall, es todo un programa político: "No hay nada que tú no puedas arreglar".

viernes, diciembre 03, 2010

En Italia, ayer mismo

El cineasta italiano Mario Monicelli, de 95 (noventa y cinco) años, se suicidó ayer arrojándose por una ventana del hospital donde estaba ingresado.
Diego Galán escribe hoy en El País:

"[Es] un horror que para acabar con los dolores del cáncer que estaba sufriendo Monicelli haya tenido que tirarse por la ventana de un quinto piso, estando, como estaba, en un hospital en el que se supone que debían aliviarle. ¿No tenían paliativos para ayudarle? ¿Son esas la normas de este Gobierno italiano, dejar que los enfermos se suiciden brutalmente en vez de auxiliarles? Imaginarse a un anciano de 95 años, desesperado, trepando de mala manera a una ventana para arrojarse al vacío para cortar con ello definitivamente su sufrimiento, es estremecedor".

(Artículo completo en: http://www.elpais.com/articulo/cultura/Dignidad/elpepicul/20101203elpepicul_7/Tes ).